Thursday, August 30, 2007

Aprendiendo del Silencio

Se nos dice en el libro de los rayos y las iniciaciones (AAB/DK) que guardar silencio constituye otro factor importante en la preparación grupal para la iniciación. También se nos comenta que el silencio no significa abstenerse de hablar. Que la mayoría de los discípulos lo cree así, y también que deben aprender a no hablar, en la esperanza de recibir la iniciación. Pero que para algunos sería mejor hablar más de lo que acostumbran -sobre correctas líneas.

También se nos dice en el mismo libro que el silencio exigido en el ashrama es abstenerse de formular ciertas corrientes de pensamiento, eliminar toda fantasía y evitar el empleo malsano de la imaginación creado. Por consiguiente, el habla se controla desde su fuente de origen, porque es el resultado de ciertas fuentes internas de ideas, pensamientos e imaginación; es la precipitación (al alcanzar un punto determinado de saturación, si así puedo expresarlo) de los depósitos internos que se desbordan en el plano físico.

Cuando nos abstengamos de hablar y de pronunciar palabras, porque estemos convencidos de que vamos a decir algo erróneo, indeseable e insensato, o constituye un derroche de energía, puede también producir una serie y desastrosa condición en el cuerpo astral del discípulo, acrecentándose la acumulación interna que eventualmente conducirá a una más violenta explosión verbal. Se nos dice que debemos cultivar el silencio mental, pero no quiere significar que pensemos silenciosamente, sino que ciertas líneas de pensamientos deben rechazarse, suprimirse algunos hábitos mentales y no establecerse determinados acercamientos a las ideas, lo cual se logra aplicando el proceso de sustitución, no el de la violenta supresión.

Mas allá del Silencio

Ayer paseamos nuevamente por el sendero de montaña favorito. Esta vez el santuario estaba tranquilo y una vez mas dejamos en su entrada unas cuantas tarjetas. Fue un paseo encantador donde el azul del cielo y el verde del paisaje armonizaban perfectamente con el silencio de la naturaleza. Uno puede constatar que el sendero no es la montaña pero es parte de la misma, que el silencio no es ausencia de sonido, si no ausencia de ruido, que la brisa tiene su propia música y que una simple flor al pie de un inmenso roble participa activamente de los sonidos creadores de la naturaleza.

El máximo secreto de la Naturaleza se halla contenido en el valor esencial del sonido. Cuando éste "rasga los éteres y los pone incandescentes, está cimentando la base de la Creación Universal". Esta frase tiene un valor singularmente esotérico y esta sacada del "Libro de los Iniciados".

La meditación es la apertura de una puerta hacia un espacio sobre el cual no se puede imaginar o especular. El pensamiento es el centro alrededor del cual forma el espacio creado por las ideas, y este espacio puede expandirse por ideas adicionales. Pero tal expansión mediante el estímulo, en cualquier forma que sea, no es el espacio en el que no hay centro. La meditación es el acto de comprender este centro, y por lo tanto implica el trascenderlo. El silencio y el espacio van juntos. La inmensidad del silencio es la inmensidad de la mente en la que no hay centro. La percepción de este espacio y silencio no pertenece al pensamiento. El pensamiento puede percibir solamente su propia proyección, y el reconocimiento de la misma es su propia frontera.